Hablar con el corazón, por Rafael Ortega
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Esto es lo que nos pide el Papa a todos los periodistas que el próximo martes, día 24, vamos a celebrar la festividad de nuestro patrono San Francisco De Sales, porque “Hablar con el corazón” significa “dar razón de la esperanza que hay en nosotros’ y hacerlo con afabilidad, utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro. En un tiempo caracterizado -también en la vida eclesial- por polarizaciones y debates exasperados que exacerban los ánimos, estamos invitados a ir contra corriente”, según se hizo público en un comunicado de la Santa Sede, que además nos invitaba a no tener miedo de afirmar la verdad, a veces incómoda que tiene su fundamento en el Evangelio”.
“Hablar con el corazón” significa “dar razón de la esperanza que hay en nosotros’ y hacerlo con afabilidad, utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro.
Y ahí estamos, porque hoy más que nunca, los periodistas tenemos que ser cuidadosos y no dejarnos arrastrar por aquellos que desde sus centrales mediáticas nos envían el mensaje interesado, como hemos visto, oído y leído en estos últimos días sobre la polémica levantada en Castilla y León sobre el aborto y que no tenía otro fin que el desgaste político, haciéndonos creer en la bondad de una parte y de la otra, sin pensar en lo más importante, como es que “todo ser humano, más allá de cualquier condicionamiento, desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado«.
Por eso, los prelados castellano leoneses llaman a “un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología».Además los obispos quieren “estar cerca de las mujeres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio” y reclaman que “es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades”.
Hagamos caso al Papa y hablemos con el corazón, que no significa apartar la razón de nuestras reflexiones y tengamos claro, hoy más que nunca, que el aborto no es un derecho, aunque unos y otros quieran jugar con este asunto envuelto en una confusión interesada. Cerremos un momento los ojos y además de hablar con el corazón escuchemos sus latidos.