No todo lo que vive la comunidad cristiana es esencial. Lo mismo que en la doctrina hay una “jerarquía de verdades”, también, dentro de un sano y legítimo pluralismo, hay una jerarquía en las ideas, en las vivencias, en los modos de ser y de actuar. No todo es igual.

Hay cosas esenciales y cosas secundarias. El evangelio de hoy así nos lo hace ver: de los 369 mandamientos de la Ley de Israel, lo esencial es sólo uno, con las dos caras de Dios y el prójimo. El resto es absolutamente secundario. Así pues, en la comunidad, lo esencial es el amor (es decir, el respeto, la tolerancia, la simpatía, la búsqueda de la unidad, la amabilidad, etc., etc.). No debemos enzarzarnos en lo secundario, que divide a la comunidad.

Debemos centrarnos en lo esencial, para construir comunidad, construir parroquia. Como decía san Agustín: “unidad en lo esencial, libertad en lo accidental y en todo, caridad”.

D. XXX. T.O (A) Mt.22,34-40. 29 de octubre de 2023

Don Tomás Priego Martínez.

Sacerdote del Centro de Hermandades del Trabajo-Madrid.