D. I de Cuaresma. Lc.4,1-13. 9 de marzo de 2025
Las tentaciones tienen que ver con la misión de Jesús (cómo ser el Mesías de Dios) y en la experiencia e imagen de Dios y su Reino. En la primera se le pide a Dios que dé pruebas de que es bueno, pues ¿quién no quiere acabar con las necesidades de la gente? Jesús responde que no solo de pan vive el hombre (Lucas), sino de la palabra que viene de Dios (añade Mateo). La segunda en Lucas (tercera en Mateo) es la de detentar un “poder universal” a cambio de entregar la voluntad al Maligno. Su seducción es evidente, pues la misión del Mesías es conseguir un reino de paz y bienestar. ¿Necesitamos a Dios para el buen gobierno del mundo? Jesús responde que solo se pude obedecer, adorar y servir a Dios. La tercera tentación en Lucas (segunda en Mateo), cambia a Dios por una caricatura; el placer de emociones excitantes cuya intensidad suplante y acalle la conmoción religiosa. Es el intento de manipular a Dios y hacer creer que en eso consiste la fe: “tírate y, como confías, verás que no te pasa nada”. Jesús no confunde la fe con un sentimiento manipulable. Lucas indica que el diablo «se retira» hasta otra ocasión; la tentación volverá en la vida pública de Jesús y en la Pasión.
Don Tomás Priego Martínez.