Viernes Santo (c) Jn.18,1-19,42. 18 de abril de 2025
La muerte de Jesús sólo adquiere su sentido desde el amor hasta el extremo, que llega hasta la entrega de la vida. Desde ahí podemos atravesar, con Jesús, este Viernes Santo, en comunión de amor y de entrega. Muriendo día a día es como vivimos cuando amamos, desgastando la vida. Como las madres, que «se desviven». Jesús, en la cruz, se vacía de amor y me llama a vivirlo con él en el cada día anónimo, callado, sencillo, como tanta gente junto a la cama del enfermo agonizante, junto a la silla del niño paralítico cerebral, junto al abuelo o abuela con Alzheimer, junto a la aparente inutilidad del amor y el cuidado.
Y así, perder la vida «útil» por amor… en una misma cruz con Jesús.
Don Tomás Priego Martínez.